Me levanté de la silla. Busqué rápido la ropa, me metí a bañar. No me afeité solo para tardar menos. Me lavé los dientes por segunda vez en una hora, y salí apurado para el lugar del encuentro. Y cuando la ví, me hice el indiferente.
-¿Por qué dijiste lo que dijiste? - quiso saber.
-Estaba pensando en voz alta.
-Bueno, en voz alta pensá sobre vos - me ordenó.
Me quedé callado. En ese momento ella estaba en la vereda, y yo en la calle. Las caras a la misma altura. Debí decirle "¿Acaso vos no sos parte de mí?", pero algunas veces un silencio dice mas. Aunque nunca está de más contarle estas cosas via bloj.