Para aquellos manijas futboleros, es posible ver los partidos de la copa del mundo, así como partidos de la Premier League, el Calcio Italiano, la UEFA y demás por Internet. Incluso hay partidos de tenis.
Lo que hay que hacer es bajar una aplicación como PodCast o TVAnts (el link de TVAnts no es oficial, la pagina oficial esta en ponja, pero el soft se puede bajar en español).
Luego de tener esas aplicaciones, tenemos que ver los canales CCTV1 o CCTV5, que transmiten todos los partidos. En TVAnts se pueden agregar trackers que sirven para trackear canales, para poder ver mas.
Los trackers que tengo configurados son:
tracker.tvants.com
tracker2.tvants.com
10.214.49.88
fanshoptv.no-ip.info
trackersport.serveftp.com
Enjoy!
Artículo 19 Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe.
viernes, junio 30, 2006
martes, junio 20, 2006
Viajé en tren y alguna vez me tocó subir por una puerta y tener que bajar por la que esta enfrente. Alguna de esas, me pasó que la puerta no se abría.
La pregunta era, ¿cómo será el momento en que la puerta deja de andar?
Cuando salí hoy de casa, pasé por Disco a comprar un yogurcito; y de los tres que agarré, dos estaban vencidos. Por eso agarré tres. Llevé el único en buen estado a la caja, y pensando en pagar un peso con ocho centavos que estaba el yogur según la góndola, la cajera cobró uno veinte. Había un precio en la góndola, y otro en la caja; obviamente mayor.
No solo eso, sino que además el precio de la caja era uno dieciocho, por ende debería haber cobrado uno con quince; y no uno con veinte. La dejé pasar... "tercera en el día que le dejo pasar" pensé.
Subí al tren, arrancó y pensando en el tema de Disco; no pude ver el momento en que, de pronto, se rompió la puerta. En la estación siguiente, no abrió.
Pero que rico yogur.
La pregunta era, ¿cómo será el momento en que la puerta deja de andar?
Cuando salí hoy de casa, pasé por Disco a comprar un yogurcito; y de los tres que agarré, dos estaban vencidos. Por eso agarré tres. Llevé el único en buen estado a la caja, y pensando en pagar un peso con ocho centavos que estaba el yogur según la góndola, la cajera cobró uno veinte. Había un precio en la góndola, y otro en la caja; obviamente mayor.
No solo eso, sino que además el precio de la caja era uno dieciocho, por ende debería haber cobrado uno con quince; y no uno con veinte. La dejé pasar... "tercera en el día que le dejo pasar" pensé.
Subí al tren, arrancó y pensando en el tema de Disco; no pude ver el momento en que, de pronto, se rompió la puerta. En la estación siguiente, no abrió.
Pero que rico yogur.
martes, junio 06, 2006
Haceme la segunda
Cuando uno se siente en deuda, aún sin estar seguro de deber; pero también estando seguro de que se pudo no haber debido.
El tiempo pasa y en la vida, así como hay veces que se suma y veces que se resta; también hay veces en las que se divide. Se dividen caminos, se dividen historias, se dividen los sentimientos.
De la buena elección del buen camino depende, entonces, que se multipliquen las alegrías.
Que pueda perderse todo o no depende por sobre todas las cosas de a qué llamemos todo. Podemos perder todo, pero no nos importaría porque dentro de todo incluímos nuestra vida.
O bien podemos perder todo, excluyendo nuestra vida de todo; pero perderíamos también los afectos.
El perder algo es sólo que algo no está más en su lugar; es también que otra cosa ocupe ese lugar.
La idea es que después de este viaje, va a pasar mucho tiempo sin ver a mucha gente; lo cual uno lo toma como que una pérdida, pero no es así.
Ella, por ejemplo; me hizo el aguante en miles y millones de situaciones. Me esperó, me enseñó, me ganó, me escuchó, me enseñó a enseñarle, me hizo tener visiones de las cosas que nunca antes había tenido. Me hizo sentir cosas que nunca antes había sentido. Me hizo dar cuenta de que cuando creí estar enamorado, no estuve enamorado y que lo estuve unicamente con ella.
Me compró cepillos de dientes cuando creía que el mío no iba más, me enseñó y ayudó a no ser tan celoso de ella, me dijo las cosas claramente y las que no, fue porque no hizo falta. Me hizo dar cuenta de los errores y me hizo dejar de sentirme tan avergonzado y culpable de haberlos cometido. Me enseñó a hacer mas lindo el momento de bañarse, me cuidó todo lo que pudo, me dijo las palabras exactas en el momento exacto. Puso paños fríos y ráfagas calientes.
Me ayudó a no ser tan como soy y ser un poco mas como realmente soy. Y me sorprendí.
Sé que dentro de un tiempo, cuando tenga que saludarla en vez de decirle chau, voy a decirle Gracias. Gracias... mil gracias. Como ahora, y quizás como dentro de un tiempo, voy a dejar de besarla unicamente para recibir sus besos.
El tiempo pasa y en la vida, así como hay veces que se suma y veces que se resta; también hay veces en las que se divide. Se dividen caminos, se dividen historias, se dividen los sentimientos.
De la buena elección del buen camino depende, entonces, que se multipliquen las alegrías.
Que pueda perderse todo o no depende por sobre todas las cosas de a qué llamemos todo. Podemos perder todo, pero no nos importaría porque dentro de todo incluímos nuestra vida.
O bien podemos perder todo, excluyendo nuestra vida de todo; pero perderíamos también los afectos.
El perder algo es sólo que algo no está más en su lugar; es también que otra cosa ocupe ese lugar.
La idea es que después de este viaje, va a pasar mucho tiempo sin ver a mucha gente; lo cual uno lo toma como que una pérdida, pero no es así.
Ella, por ejemplo; me hizo el aguante en miles y millones de situaciones. Me esperó, me enseñó, me ganó, me escuchó, me enseñó a enseñarle, me hizo tener visiones de las cosas que nunca antes había tenido. Me hizo sentir cosas que nunca antes había sentido. Me hizo dar cuenta de que cuando creí estar enamorado, no estuve enamorado y que lo estuve unicamente con ella.
Me compró cepillos de dientes cuando creía que el mío no iba más, me enseñó y ayudó a no ser tan celoso de ella, me dijo las cosas claramente y las que no, fue porque no hizo falta. Me hizo dar cuenta de los errores y me hizo dejar de sentirme tan avergonzado y culpable de haberlos cometido. Me enseñó a hacer mas lindo el momento de bañarse, me cuidó todo lo que pudo, me dijo las palabras exactas en el momento exacto. Puso paños fríos y ráfagas calientes.
Me ayudó a no ser tan como soy y ser un poco mas como realmente soy. Y me sorprendí.
Sé que dentro de un tiempo, cuando tenga que saludarla en vez de decirle chau, voy a decirle Gracias. Gracias... mil gracias. Como ahora, y quizás como dentro de un tiempo, voy a dejar de besarla unicamente para recibir sus besos.
jueves, junio 01, 2006
Varias veces van que ese autito que se puede ver acá me llevó a muchos lugares; pero después no me devolvió. Una vez crepó en el acceso oeste, otra me clavó en algún lugar de Palermo, otra el tan garca se quedó -mirá vos, que turro- en pleno puente Pueyrredón y con el envión llegamos a la Shell que está en Avellaneda.
Fue a causa de eso que mi vieja decidió deshacerse de ese móvil. No me parece mal, no. Hubiese preferido que en vez de cambiarlo por otro, o de venderlo porque sea mas fácil que arreglarlo; se haya mantenido en buen estado desde un comienzo. No se arregla el tema del auto "lo tiro y traigo uno nuevo", sino se arregla cuidandolo a medida que se va haciendo mierda. A medida que lo vamos haciendo mierda.
Creo que cuando ese auto no esté mas en casa, lo voy a extrañar. En ese auto tuve muchas alegrías, me llevó a muchos lugares. Salidas con amigos, viajes largos, bares, boliches, facultad...
Hablando de este tema con el Enano fue que me hizo dar cuenta de lo malo que podría llegar a ser que aparezca un señor que compre el auto, y que sea un tremendo careta. Careta de peinarse antes de subir al auto para ir a rempimpolotear por ahí. Careta de ir a tirar facha a las callecitas barriales los sábados a la tarde con las ventanas bajas y música del momento al palo. Careta de decirle a los pibes "apaguenló". De mirar el programa de Susana. Careta de tener claritos. Careta de gritarle "Ehh Jamaica" a cualquier rasta. Careta de que ponga la Mega, la 100 o la Hit; de que clave 40 principales. Careta.
Que feo que sería que un careta herede ese auto. Ese auto que tiene en su haber miles de aventuras raras y extrañas. Que conoce la nieve, conoce la arena, conoce La Pampa, Neuquén, Río Negro, Córdoba, Entre Ríos, Uruguay, San Luis. A ese auto donde se subió Canadian People. Ese auto que me sirvió de abrigo, de transporte, de gamba. Que me llevó a comprar alcohol en plena ley seca. El auto con que saqué el registro dos veces. El auto...
Yo no quiero otro auto. No quiero que tenga dirección hidráulica, ni levantavidrios, ni aire, ni calefacción, ni ABS, ni MP3, ni CD, ni airbag; ni nada de eso. Yo quiero a ese auto. Y no digo de querer poseerlo. Digo que lo quiero, lo quiero con afecto. Me pone triste pensar en otro auto. Mas que nada porque tener que cambiarlo implica que mi vieja no lo cuidó. Implica, por ende, que no nos dio un ejemplo que nos debería haber dado. Implica un error. Otro auto no es una cosa buena, es una evidencia de muchas equivocaciones.
Lo bueno es que pude no haber aprendido a cuidar mas las cosas. Pero aprendí quizás a valorarlas un poco más. Y con las cosas no me refiero a objetos, me refiero a cosas.
Solamente le quiero pedir perdón. Al auto. Perdonanos, no supimos lo que hacíamos. Y ahora tampoco: no sabemos que hacer.
Un quiebre en <small> para cortar el mambo pum para abajo derivado del tema concreto del post. El otro día llevé de un local dos yostin USB para la compus, con forma de yostin de Playstation, y la verdad que me alegró lo mucho que me sirvieron. Lástima que uno vino fallado, y tengo que ir a buscar su reemplazo mañana. Además, pocas veces releo los posts, porque si lo releo, no lo publico. Debería haber releido mis pensamientos cuando me pintó tener un blog. Todavía estoy a tiempo.
¿a tiempo de qué, pelotudo? Si amagás, amagás; pero después volvés a postear como un boludo... cerrá el orto y andate a dormir que ya es tarde.
Bueno. Pero antes me juego un Winning.
Fue a causa de eso que mi vieja decidió deshacerse de ese móvil. No me parece mal, no. Hubiese preferido que en vez de cambiarlo por otro, o de venderlo porque sea mas fácil que arreglarlo; se haya mantenido en buen estado desde un comienzo. No se arregla el tema del auto "lo tiro y traigo uno nuevo", sino se arregla cuidandolo a medida que se va haciendo mierda. A medida que lo vamos haciendo mierda.
Creo que cuando ese auto no esté mas en casa, lo voy a extrañar. En ese auto tuve muchas alegrías, me llevó a muchos lugares. Salidas con amigos, viajes largos, bares, boliches, facultad...
Hablando de este tema con el Enano fue que me hizo dar cuenta de lo malo que podría llegar a ser que aparezca un señor que compre el auto, y que sea un tremendo careta. Careta de peinarse antes de subir al auto para ir a rempimpolotear por ahí. Careta de ir a tirar facha a las callecitas barriales los sábados a la tarde con las ventanas bajas y música del momento al palo. Careta de decirle a los pibes "apaguenló". De mirar el programa de Susana. Careta de tener claritos. Careta de gritarle "Ehh Jamaica" a cualquier rasta. Careta de que ponga la Mega, la 100 o la Hit; de que clave 40 principales. Careta.
Que feo que sería que un careta herede ese auto. Ese auto que tiene en su haber miles de aventuras raras y extrañas. Que conoce la nieve, conoce la arena, conoce La Pampa, Neuquén, Río Negro, Córdoba, Entre Ríos, Uruguay, San Luis. A ese auto donde se subió Canadian People. Ese auto que me sirvió de abrigo, de transporte, de gamba. Que me llevó a comprar alcohol en plena ley seca. El auto con que saqué el registro dos veces. El auto...
Yo no quiero otro auto. No quiero que tenga dirección hidráulica, ni levantavidrios, ni aire, ni calefacción, ni ABS, ni MP3, ni CD, ni airbag; ni nada de eso. Yo quiero a ese auto. Y no digo de querer poseerlo. Digo que lo quiero, lo quiero con afecto. Me pone triste pensar en otro auto. Mas que nada porque tener que cambiarlo implica que mi vieja no lo cuidó. Implica, por ende, que no nos dio un ejemplo que nos debería haber dado. Implica un error. Otro auto no es una cosa buena, es una evidencia de muchas equivocaciones.
Lo bueno es que pude no haber aprendido a cuidar mas las cosas. Pero aprendí quizás a valorarlas un poco más. Y con las cosas no me refiero a objetos, me refiero a cosas.
Solamente le quiero pedir perdón. Al auto. Perdonanos, no supimos lo que hacíamos. Y ahora tampoco: no sabemos que hacer.
Un quiebre en <small> para cortar el mambo pum para abajo derivado del tema concreto del post. El otro día llevé de un local dos yostin USB para la compus, con forma de yostin de Playstation, y la verdad que me alegró lo mucho que me sirvieron. Lástima que uno vino fallado, y tengo que ir a buscar su reemplazo mañana. Además, pocas veces releo los posts, porque si lo releo, no lo publico. Debería haber releido mis pensamientos cuando me pintó tener un blog. Todavía estoy a tiempo.
¿a tiempo de qué, pelotudo? Si amagás, amagás; pero después volvés a postear como un boludo... cerrá el orto y andate a dormir que ya es tarde.
Bueno. Pero antes me juego un Winning.
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