Me encanta ser el arquitecto de mi casa.
Me encanta llegar un poco borracho y decidir lo mismo que decidiría si no estuviese borracho.
Me encanta compartir un invierno en mi jaula por decisión propia -aunque poéticamente esto no vaya a durar- con mi ventana, y ver algunas ardillas correr con provisiones para el invierno.
Me encanta compartir frases sin sentido sobre volver a casas. Me encanta compartir vulnerabilidades con gente que estuvo lejos de chez soi.
Tengo muchas fotos
muchos recuerdos
muchas noches
muchas cosas
que van a hacer que Montreal tenga
siempre
por ahora y hasta siempre
un lugar único en mí
en mi corazón y en mí.
Montréal: me chupan un huevo los canadiens
me chupan un huevo los que no te vivieron
me chupan un huevo los que no van a extrañarte
Volver a casa y ver el sol a cada paso
volver a casa y ver el horizonte a cada paso
volver a casa y encontrar a esa princesa vampira que respira
que respira y me mira
a cada paso
Montréal tiene algo que no tiene ninguna otra ciudad
y es que
la quiero
la quiero, la admiro, la miro
la vivo
Solamente alguien muy sensible
muy borracho
muy utópico
muy cursi
puede entender eso que tiene Montréal
Alguien distraído puede pensar que este es un ensayo de un borracho
y tendría razón
pero nunca tendría toda la razón
Hay una mirada al horizonte con sol opuesto
que no se puede obtener
sino
au parc Laurier
Gracias Montréal
con acento y sin acento
aunque no me guste pagarte los taxes.