lunes, noviembre 24, 2008

Tengo planes

En mi ciclo energético, los lunes son los días en que más ganas tengo de hacer cosas. Quiero llegar y pintar mi casa, cambiar los muebles de lugar, poner plantas en la galería, colgar cuadros con pinturas o fotos y cocinar algo que lleve tiempo, como un pollo al horno o un pastel de papas.

Los martes, ya un poco más desganado, procuro conseguir las cosas que me faltan para hacer lo que sea que haya planeado para el fin de semana: o unos tornillos para ajustar algunas maderas, una mecha para colgar un riel de una puerta corrediza, unos caños para pasar cables.

Los miércoles, intento prepararme para jugar al fútbol. Las últimas veces me di cuenta que no estaba jugando bien. La cancha es bastante oscura, y como trabajo todo el día delante de dos monitores, cuando llega la hora del partido tengo la vista bastante cansada. Me cuesta ver la pelota, orientarme un poco, me cuesta parar la pelota y ver dónde están mis compañeros. Entonces intento cambiar el día para llegar un poco mejor físicamente al partido: salgo de casa más temprano, me voy del trabajo más temprano, como más temprano, y descanso un poco hasta las once.

Los jueves, me levanto temprano, que me cuesta mucho dado que el día anterior estuve de fútbol. Y como no tengo programa fijo, algunas veces salgo a comer a la noche, otras voy a casa y -ahí si- hago una rica comida elaborada, como puede ser pollo al horno pero no pastel de papas porque nunca hice.

Los viernes, algunas veces aparece alguna fiesta, reunión o baile para ir; y no hago mucho en casa por ese motivo. Otros, aunque aparezca algo para hacer, termino yendo a casa a dormir mucho y descansar.

Los sábados, algunas veces me despierto tarde, otras más temprano. Algunas veces hago compras de ferretería para conseguir aquellas cosas que me andan faltando para continuar mi gran, humilde y siempre inconclusa obra. Luego, pongo las manos en ella. En la obra, claro.

Los domingos voy a casa de mamá a lavar la ropa que tengo sucia, por ejemplo. O a comer, o a jugar a la Playstation o la Wii. Algunas veces les robo el auto, tambien. Me produce mucho placer manejar. Las primeras cuadras no, pero tal cual en la vida (¿?) cuando empiezo a recorrer el camino reflexiono sobre el mismo. Me gusta mucho estar sentado en el auto, sólo o casi sólo -la casi soledad es aquella en la que la compañía no obstruye en los pensamientos del ahora casi solitario.

Luego, vuelta a empezar.