Pero luego, con la sola reducción de velocidad, los colores vuelven a separarse y tristemente vemos que el verde que en algún momento se fusionó con un rojo no era mas que la polera de la hermana con la bufanda de la madre. La ilusión óptica se termina y dejando de imaginar masas de colores vemos la realidad.
A todo esto, como ventaja extra, tenemos la ropa seca.