domingo, abril 11, 2004

Me robaste el corazón

El señor entró al recinto y se sentó. Observaba el movimiento, si es que habia, de cada ser en el lugar. Las plantas, los pedacitos de telaraña en la salida de los conductos de aire acondicionado.
Detrás de él entró otro hombre, que parecia mas calmo. Parecia ser una persona no solo seria, sino tambien correcta y amable. Parecia ser una de esas personas que aunque hagan ellos un favor, responden "gracias" al terminarlo.
El segundo hombre avanzó hasta cierto punto, habló unas pocas palabras con alguien y se ubicó nuevamente detrás del primer hombre, aquél del comienzo del relato, el que entró al recinto y se sentó.
El primer hombre observó tambien esa escena. Pero se detuvo observando a una persona, una mujer, que caminaba de lado a lado, con cara seria.
Nadie en el lugar lo notó, pero el hombre, aquel primer hombre, permaneció un rato bastante largo mirando con detenimiento a esa mujer. Miraba como caminaba, intentaba adivinar en que momento exacto iba a girar para caminar en sentido contrario, cosa que hacia algunas veces en forma aleatoria y en otras casi sincronizada, como meditada.
La mujer seguía caminando, observando el lugar, pero no con tanto detenimiento como lo hacia el hombre. De pronto notó que era observada. Simuló no haber visto nada, a pesar de estar a escasos metros de aquel personaje. Esquivó la mirada, miró hacia el piso y siguió su camino de ida y vuelta por el lugar. Volvió a mirar, y vio, esta vez con mayor certeza, que el hombre efectivamente la estaba observando.
La mujer sentía cierta simpatía por aquel hombre, será por eso quizá que se le cerró el estómago al ver esos ojos tan directos. Intentó saber si al hombre tambien le agradaba ella. Pensó, y llegó a la conclusion que si, que sino el hombre no la miraria tanto.
Amor a primera vista, le dicen en el barrio.
Ella decidió mejor no mirar mas, e intentar seducirlo de alguna forma que no sea con la mirada. El advirtió esto, y la miraba con mas fuerza, por decirlo de alguna forma. Se tentaron, los dos. Se tentaron.
La mujer se dio vuelta, y permaneció dandole la espalda al hombre.
El hombre primero dudó, solo para estar mas seguro de lo que queria hacer. Y cuando se aseguró del todo, se levantó. Caminó hasta la mujer, levantó una mano y la apoyó sobre la cintura de ella.
Ella quiso darse vuelta, pero el ladrón fue mas rápido. Le sacó el arma reglamentaria de la cintura a la mujer policía, giró hacia el hall del banco y con el arma en alto gritó "Esto es un asalto".