La mujer estaba en el colectivo, escuchando la radio. Iba sentada del lado de la ventanilla. El colectivo era uno de esos nuevos, llenos de caños y escalones, con algunos asientos mirando para atrás.
En la parte de los asientos de la izquierda tambien venia una chica, una rubia que cursa algoritmos conmigo.
Yo iba del lado derecho.
La mujer de la radio empezó a moverse, a fastidiar.
Se paró, caminó para el medio del colectivo, y volvió.
Se agachaba... buscaba algo por el piso la señorita esta.
Era una de esas personas que con solo verlas, con solo ver ese pelo, esa cara, ese porte, ese atuendo, te das cuenta que es una pelotuda.
Tenia una campera grandota, la cartera colgada molestando a todos cada vez que se movia, el pantalon de jean con las botamangas dobladas para arriba; y el pelo medio mal teñido.
Seguía en la suya, la mina. Hizo parar a medio colectivo, porque buscaba algo por el suelo. Que se pare uno, que se pare el otro. Hasta la rubia que cursa algoritmos conmigo se tuvo que parar.
Le pregunté a un pibe que estaba ahí, uno que tenia cara de tortuga y que se tuvo que parar varias veces tambien, qué p*ronga estaba buscando la mina...
"Una radio de las chiquitas" me dijo.
Entonces miré hacia abajo, justo cuando la boluda que perdió la radio pasó por ahí.
La dejé caminar, y le dije:
-Disculpame... ¿te fijaste bien en el pantalón?
-Si, me fijé.
A todo esto, todos los del colectivo miraban la escena.
-Fijate bien en el pantalón- le dije, haciendola quedar como una pelotuda delante de todos.
Se fijó bien, se agachó y sacó la radio de adentro del pliego de la botamanga.
La rubia de algoritmos me miró, le guiñé el ojo y sonreí. Me sonrió. Simpática la rubia, che.
O sea, no fue una "sonreida con guiñada de ojo" de levante, sino de complicidad... ¿se entiende? De onda, le dicen en mi barrio.