jueves, abril 29, 2004

Lanzó

El otro día iba para la facultad en el 160 y ví a Agustina.
Pero no siempre se ven cosas lindas en la calle, no.
El otro día, día distinto al de antes, volvía de la facultad en el 179 recien salidito de la cabecera (o sea, bien limpito, prolijito, divino el colectivo), en el que habia un hombre. Bueno, mas de uno en realidad, porque tambien estabamos el chofer, y yo, pero en este caso el chofer y yo no somos protagonistas, de manera que bien podriamos ser obviados.
Este hombre, que si es protagonista, venia tosiendo zarpadamente, hasta que llegó el punto en que se echó un vómito de esos que además de hacer ruido a líquido cayendo contra el suelo, largan un olor nauseabundo que te golpea las puertas de la nariz y te dice "acá estoy".
Para colmo el hombre este venia en los asientos al derecho, y yo en los asientos para atrás, de forma que lo veía. El tipo hízose el boludo, se cambió de asiento y si te he vomitado no me acuerdo.
Pero yo no me podía hacer tanto el boludo, porque la baranda, sencillamente, no se bancaba mas. Asique me levanté, intenté abrir una de las tantas ventanas y no pude. En ese momento ví una abierta, y me tiré de cabeza en ese asiento, respirando el aire tan puro de Pompeya.