jueves, enero 08, 2004

Meado, pero no por los perros

Hace mucho habia un boliche acá en Lanús que se llamaba Ibiza Buenos Aires. Después pasó a llamarse Vancouver, y se hizo re cabeza.
Lugar cabeza: Se baila cumbia aburrida y monótona, y los personajes van vestidos con pantalon de jogging que dice ser fila, nike, adidas o reebok; llevan camisitas a cuadritos y sobre las mismas un chalequito.
Nunca falta el personaje con flequillito y gorrita con visera bien alta.
Las chicas llevan su clásico peinadito onda Pipi Romagnoli, pero con 2 colitas en los costados.
Generalmente salen 1 o 2 muertos por fin de semana, debido a que estos personajes compran cajitas de vino para (leer bien lo que viene) inyectarlo en sus venas.


El punto es que cuando ese lugar era Ibiza me pasaron 2 cosas muy copadas.
Una, es que agarrabamos las tarjetas y las firmabamos nosotros con el "1 S/C", o sea "Uno sin cargo" para poder entrar tranquilos, sin garpar un mango. Eso lo hicimos la mayoría de los viernes que estuvo Ibiza abierto.

La otra, es lo que me pasó con una chica que se llama Natalia.
Checho es un amigo mio que tocaba en una batucada; y un dia los llamaron de Ibiza. Entonces fueron a tocar, y yo me enganché con ellos. Una camioneta del boliche nos pasó a buscar; nos dejó en la puerta del costadito para entrar de una; y a la salida nos llevó a lo de Checho otra vez.
El pago por el show eran un par de tragos para cada uno; asique tomamos bastante ese dia. Además Marisol, la hermana de Checho, habia cumplido 15 años no hacia mucho; entonces andaba con bastante guita ese finde.

Marisol se copó; y le dio $10 a Checho para que nos compremos un Satanás. Tuvimos tanta suerte que el barman era medio de madera calculando las cantidades, asique en vez de 1 vaso hizo 2. Le pedí que lo que quedó en la coctelera lo ponga en otro vaso, asique nos fuimos Checho y yo muy felices con su vasito de Satanás caliente cada uno.
Meta joda, nos empinamos los Satanases, hasta que quedó, ponele, 1/4 del vaso. Entonces le dije a Checho de hacer fondo blanco, con el satanás caliente así como estaba.
PUM!
Nos terminó de hacer mierda.

Le dije a la hermana de Checho, "¿no tenés una amiga para presentar?" y cuando estuve a punto de decirle "que no sea Natalia", ella me trae ¿justamente a quién? 3 opciones:

1-Viviana Canosa
2-La esposa del tipo que inventó la birome
3-Natalia

Natalia es la vecina de ellos, vive en la casa pegadita a la de ellos. Por eso no me daba, es como que cada vez que vaya a lo de Checho nos ibamos a ver; que se yo, soy medio nabo para esas cosas.

Y bueh, "ya que estamos en el baile, vamos a bailar"... y bailé, bailó, bailamos.

Después de eso nos fuimos a joder por el bolichito; hasta que la chata nos llevó otra vez a lo de Checho. Debería haber ido a mi casa, pero me quedé ahí. Checho trajo un colchón del fondo para que duerma yo. Pero quedó en la cocina con él arriba. No podiamos ni movernos.
(Esta parte, hasta nuevo aviso, es según me la contaron porque yo sinceramente no recuerdo nada)
El padre de Checho bajó del dormitorio; y nos vió. Dice que yo me subí en la mesa y empecé a gritarle no se que cosa, totalmente escabiado.
La casa de Checho tiene una escalera de esas que no tienen baranda, y ni bien termina la escalera llegás a un pasillo también sin baranda. O sea que si te caés de la escalera aparecés en el living. Si te caés del pasillo, caés o en la escalera o en el living.
(De acá en adelante recuerdo todo)
No se como sucedió, pero terminé durmiendo en la cama de Checho.
...
Me desperté, exaltado. Pensando "yo deberia estar en mi casa, no acá" Todavia estaba vestido.
Apoyé las manos en el colchón, para hacer fuerza para levantarme; y noté que estaba como húmedo. Mas que húmedo, mojado.
Peor que mojado, ¡meado!.
Me levanté de un salto, y miré para el piso, donde se suponia que tenia que estar Checho durmiendo en el colchón. Pero en lugar de él, había un lindo vómito. Puaj.
Bajé la escalera, y estaba toda la familia, excepto Checho, mirandome a mi y a la mancha gigante de mi pantalón. Me avisaron que mi vieja habia llamado, y el padre de Checho le dijo que yo me sentía medio mal.
Junté las sábanas, pedí "mil disculpas" y me fui a casa.
Apenas entré saqué las sábanas de la mochila y las puse a lavar.

Pero lo mucho que me gastaron me enseñó que hay que ser careful con el skabio.