Qué feo cuando se pierden las cosas. Pero qué lindo cuando se pierde la vista. Se pierde, se va, y uno se sumerge en ese inesperado sueño repentino.
Pero hay gente, gente que detesto, que cuando uno se queda hermosamente colgado mirando la nada, en un ataque de lucidez y con cierta cara de "qué piola que soy", chasquea los dedos delante de los ojos, o pasa la mano abierta cual si estuviese saludando.
Lo peor de estos personajes es que actúan como si estuvieran salvando a uno de algo terrible, cuando en realidad lo sacan de algo tan lindo como soñar con los ojos abiertos.
Quizás una pesadilla, quizás un sueño hermoso; pero un sueño al fin.
Y sin que nadie haya puesto ningún despertador para cortar tan inesperado momento de descanso mental; hay alguien que vaya uno a saber por qué razón, se cree original y despierto; sin darse cuenta que el único dormido es él, que no entiende que cuando alguien descansa no hay que molestar.