lunes, febrero 18, 2008

hora local

De las cosas que uno puede hacer, una de las que más me gusta; es viajar. Puede que tenga algo que ver con cuanto me gusta estar solo; o con cuanto me gusta contarle a alguien algo que sé y la otra persona no; y una experiencia de viaje es un excelente relato.

Me gusta llegar a una ciudad, de noche, y ver que hay unos pocos taxistas aguardando pasajeros; que hay algunas pocas empleadas de las aerolíneas, tan lindas ellas con sus trajecitos usualmente azules, tan amables brindando ayuda e información, caminando por los pasillos largos, iluminados e interminables de los aeropuertos. Me gusta ver que la ciudad tiene la noche en la que todos duermen; excepto los viajeros y quienes lo hacen posible. Me gusta caminar por los pasillos de las terminales aéreas sintiendo el riquísimo olor a café, que nunca tomo por lo caro que sale.

Me gustan las charlas con desconocidos en aeropuertos, me gustan las caras de fatiga de quienes, algunos dormidos, otros casi; esperan vuelos que salen con atraso -si es que salen. Me gusta escuchar cuando el piloto menciona la tripulación, cuando hablan en distintos idiomas; cuando mencionan la hora local y la temperatura al momento de arribar, cuando anuncia la altura a la que se hará la mayor parte del vuelo y cuando nos explican con gestos adelante nuestro cómo ponernos las máscaras de oxígeno y cómo sentarnos en caso de que se caiga el avión.

Me encanta mostrar el pasaporte y que me pongan sellitos, mirar las pantallas con los vuelos programados, reprogramados y cancelados. Me gusta ver como se mueven los flaps y los spoilers de las alas al momento de despegar y de aterrizar. Me encantan los nervios y la tensión que me genera en el cuerpo la vibración de la nave cuando las ruedas giran sobre la pista, aumentando o reduciendo la velocidad. Me encanta cuando la nave despega y comienza a inclinarse para tomar la ruta aérea que le corresponde. Me encanta llegar con sueño y que la ansiedad no me permita sentirlo.

Me gusta la oscuridad y el silencio de una (nueva) ciudad por la noche; creo que es por que es lo primero que veo de cada lugar al que viajo; y lo que me hace pensar en cuántas cosas, cuánta gente, cuántas historias habrán escondidas tras ese silencio, en esa ciudad. Es que ese silencio representa el misterio de lo nuevo y las ganas de conocerlo.