sábado, diciembre 09, 2006

Home-made lobby

La mano política en casa viene a ser mas o menos así:

Mamá, monarca, única autoridad. Impone decisiones -sin el menor uso de lógica, razón o sentido común.

La oposición, quien escribe.

Apoyan de atrás a mamá dos grupos oficialistas, que son Oscar e Ivana.
Oscar, asiente. Puede cambiar de un "si" a un "¿cómo no?" o a un "bueno", pero básicamente es siempre "si señora". Todos los proyectos de ley impulsados por mamá, según él, son ley, salvo quizás por alguna modificación que le hace, de vez en cuando, por requerimiento de su orgullo que le impone decir algo, de vez en cuando.

Ivana forma parte del acuerdo con mamá, de plena conveniencia para ambas. Si una le dice que si a la propuesta de la otra, entonces la otra va a retribuirle un si a una propuesta. Ojo por ojo, las dos de a poquito van teniendo lo que quieren.

Ejemplo práctico: Ivana fue a una fiesta y no quiere tomarse un bondi para volver. Mamá no quiere que Ivana vuelva en bondi, porque "pobrecita". "Si, señora" dice Oscar, la va a buscar. Ivana contenta sin caminar. Mamá contenta que volvió en auto y ella ni se mosqueó.

Ejemplo práctico: Ivana tiene que rendir materias. Mamá se queja de poner la mesa e Ivana no la ayuda. Sin embargo, Mamá dice que Ivana puede no ayudar porque está estudiando y no tiene que descuidar el colegio. Ivana, mientras tanto, chatea. Alguien pone la mesa.

Ejemplo de incoherencia: Decorar la casa con el libro "Feng Shui, decoración y consejos para una vida en armonía", pero buscar la armonía del hogar gritando constantemente. Mas armonioso todavia cuando uno le pide que no grite y, gritando mas fuerte, contesta "Es mi casa y en mi casa vos no me vas a decir que deje de gritar". Un libro te va a cambiar la vida.

Predicando con el ejemplo: mi mamá pasa la mayor parte del tiempo fuera de mi casa. Tiene una oficinita de 3 por 3 repleta de papeles, polvo, tierra, bolsas de basura desbordantes; y mucho calor. Trabajan 3 personas ahí adentro, transpirando a mas no poder. Escuchan musica en un equipito que le regaló mi tío cuando vino a Argentina la última vez, allá por 1993, creo. Mamá está todo el tiempo ahí, alterada. Cuando sale, es para ir de un cliente, o para ir a gimnasia. O para mirar a Tinelli. O para rezarle al papelito de la secta. No importa qué haga, lo importante es que no le quede tiempo para pensar cuán miserable es su vida. Mamá no se sienta a pensar sobre las cosas que hace, sobre las consecuencias de sus actos, sobre lo que dice. Mamá unicamente habla de lo bien que se siente. Dice que la unica vez que fue a un psicólogo, él le dijo que ella no tenía por qué ir a sesión. Mamá se cree super graciela. Le gusta decir en voz alta a dónde va a irse de vacaciones. Le gusta destacar que los vasos de cierto restaurant muy conocido son iguales a los de su casa, pero cuando ve los mismos vasos en un club de barrio de cuarta categoria se calla la boca. Mamá repite lo bien que se siente, en voz alta, con aires de superada; pero no lo piensa. Mamá es tan ilusa que se cree sus mentiras. Sobre gustos no hay nada escrito, pero eso no quiere decir que no se pueda imponer. Mamá tiene unos muebles horrendos. Mamá pretende que usemos una mesita para la computadora en donde no entran el teclado y el mouse juntos -pero combina con los muebles- ¿Por qué no hacemos al revés, y en vez de poner algo que a vos te gusta pero a nosotros no, ponemos algo que a nosotros nos resulte cómodo y vos te metés en tus cosas? Mamá se enoja cuando a alguien no le gusta lo que ella hace, pero tampoco le gusta preguntar antes de hacerlo. Mamá, como dije antes, es super graciela y no necesita ir al psicólogo: "acá el único que está mal de la cabeza sos vos". Cuando mamá sea vieja y no pueda cruzar la calle, va a sentirse muy mal. Mamá está enojada porque es muy factible que en otro país tengamos un nivel de vida mucho mejor que acá, y ella que todo lo puede, no puede llevarnos. Mamá no lee libros complicados, ni películas con trama difícil porque se siente mal cuando no logra entenderlas. Mamá tiene miedo de pronunciar la palabra marihuana. Mamá pronuncia muchas veces por día la palabra "yo". Mamá piensa que cuando no está, la gente la extraña. Mamá quiere que la admiren. Mamá, pobrecita, no se da cuenta de que está muy vieja y que no solo ya no puede hacer lo que hacía, sino que tampoco puede hacer lo que nunca pudo -como escuchar a alguien sin interrumpir ni gritar, considerar una idea ajena o aceptar ir a hacerse ver. A Mamá le molesta que uno haga algo sin pasar por ella. Y cuando uno hizo varias y luego le pide algo, dice que no. Mamá se viste como una mina de 30 y piensa como una mina de 70. A mamá la escuché criticar cosas que hoy en día hace. Mamá envia mails con adjuntos viejos y se enoja cuando uno le dice que hace años que lo conoce. Cuando mamá no sabe la respuesta a una pregunta, en vez de decir "no se", la esquiva, al igual que cuando tiene que decir perdon, gracias o por favor. Mamá va a una secta en donde pone platita todos los meses, y dice que ella lo hace porque ella quiere -y con mi plata hago lo que yo quiero-, pero no se da cuenta de que ella quiere poner la platita ahi porque las cosas que le dicen hacen que le den ganas. A mamá le gusta competir con personas a las que sabe que les gana, cuando la competencia se pone pareja quiere dejar de competir. Mamá pondera la imagen que da a los de afuera sobre la que da a los de adentro; y eso vale para ella misma tambien. Mamá opina de lo que no sabe como si fuese experta en la materia, y cuando alguien le cuestiona para qué opina si no sabe, dice "vos callate que sabes menos".

Que feo debe ser ser como mi mamá. Se enoja, se entristece, le dan ganas de llorar. Hace calor, corrió todo el día, está cansada. Se dice a si misma que "conmigo no van a poder". Pone una sonrisa, baja la escalera con cara de contenta y dice 'que bien que me siento hoy'.