[...] Este fenómeno no es nuevo, sino que refleja algo que es propio de la especie humana. Los pensadores del Iluminismo —hace tres siglos— creían que la razón, en su evolución, desterraría definitivamente estos sistemas de creencias que no cuentan con ningún fundamento científico ni observable en la realidad, que por entonces parecían ser patrimonio exclusivo de las religiones, al menos eso creían los iluministas. Pero la adhesión a creencias irracionales no abreva en la religión, sino que es inherente a la naturaleza humana y siempre habrá hombres y mujeres dispuestos a creer las cosas más irracionales.
Para comprobarlo, podemos referirnos al surgimiento de lo que se conoce como el "terraplanismo": un movimiento de carácter internacional que intenta refutar la idea de que la
Tierra es redonda. Sí... ¡Tal cual se lee! Sostienen que la Tierra es plana y que hay una conspiración mundial para ocultar “la verdad . Lo más increíble de esta secta es que no la conmueven ni las demostraciones científicas, ni las fotos satelitales, ni los mapas de navegación, ni los testimonios de los astronautas, ni toda la ciencia astronómica junta. Ignoran completamente las pruebas y la realidad. Después de todo, siempre hay gente así... Ahora bien, los problemas empiezan cuando personas con estas características llegan a puestos de mando de la sociedad. .. Y peor aún cuando es por voto popular. En el caso de los terraplanistas es relativamente fácil para la sociedad darse cuenta del delirio que plantean, ya que en ella está bastante incorporado —desde la escuela primaria— el conocimiento acerca de cómo funcionan el universo y las estrellas, qué lugar ocupa la Tierra en el sistema solar, etcétera.
Sin embargo, en materia económica ocurre algo muy distinto y podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que allí las creencias más disparatadas pueden pasar por ciertas, al aprovechar la escasa formación e información con la que cuenta la inmensa mayoría de la sociedad. Justo a través de ese lugar, en el que las creencias guiadas por las “apariencias” se imponen al conocimiento científico riguroso, es por donde se filtran los “terraplanistas económicos”, cosa que sólo es posible por el rol que cumplen los medios de comunicación masivos y hegemónicos como los grandes impostores del “sentido común”. Ya nadie discute el rol de los medios de comunicación como aparato de legitimación de ese sistema de creencias que
en realidad esconde un sistema de dominación económica, política, social y cultural cuyos intereses deben ser ocultados, invisibilizados o directamente negados, porque son contrarios
a los intereses reales y concretos de la gran mayoría de esos mismos adherentes —en realidad víctimas— de ese sistema.
Sinceramente, Cristina Fernández de Kirchner, 2019.