domingo, agosto 27, 2006

Llegué y sentí lo bajo que estaba. No por haber caído, Giuseppe; sino de lo abajo que uno arranca.
"Es una vida nueva", "Es nacer de nuevo" se escucha por ahí. Y desde afuera uno lo cree, y quizás hasta lo repite con el "imaginate lo que debe ser" o el "me dijeron".

Pero de adentro, se siente distinto. Es salir y ver gente de cero. Al punto de no entender qué dicen. Y soy alguien que no sabe hablar lo que lo que ellos hablan. Adopté costumbres sin saber su origen. Desayuno cosas que casi ni conozco. No se si me gusta mas el yogur de La Serenisima Quebeca o de Sancor de Ontario. En el super chino de la vuelta, el chino no escucha cumbia; y habla frances mucho mejor que castellano los chinos "nontendo" -y te madrugo medio vuelto. Ni se los límites de la provincia en que estoy. No tengo muchos discos para escuchar, no sé qué colectivo va para qué lado, ni por donde pasa el que vuelve. Y a pocas cuadras, soy completamente perdible.

Por ese chiste: es volver a nacer. Tampoco se completamente de memoria la ubicacion de todas las llaves de luz de la casa; ni de, si hay mas de una llave, cuál prende determinada luz y cuál prende tal otra. Ni se como son los controles remotos: tengo que leerlos. De los canales, ni hablar; menos de los horarios y del hecho de con solo mirar saber si es Telefe o Canal 13, menos.

Ni se donde venden barato y donde te matan con los precios. Y tengo que conformarme con encontrar libros en ingles, o en frances.

Muchas veces tambien tengo que leer los botones del microondas. Marco 10 digitos para hacer cualquier llamada telefonica, y tengo la necesidad de leer casi todos los telefonos de la agenda. En los telefonos publicos, puedo hablar, con 25 centavos, todo lo que quiera. Ni caen skyscrapers de Misiones o Paraguay.

Tambien, no se, caguense de risa; pero hay que acostumbrarse a que las puertas de los lugares publicos se abren para afuera. Siempre. Todas las salidas tienen un cartel inmenso, con luz propia, roja; que dice "Sortie". E incluso, hay luces de emergencia a bateria por todos lados.

Dentro de las casas, no se fuma; ni dentro de los autos, ni de los bares, ni de ningun lugar publico. Y 25 cigarrillos, cuestan alrededor de 7 dolares.

De pronto hay que volver a aprender a manejar, a acostumbrarse a otro colchon, otra almohada; dormir en una cama de dos plazas, o una y media, o no se -ni nunca supe- como mierda es el tema de los colchones y las plazas.

Y quizas a la calle Belvédère la nombro tan mal como si a Rangugni la llamase "Rangugggggni". Porque ademas, a simple vista uno mira y no sabe si esta en Rangugni y Moreno o en Rangugni y Castro Barros.

Porque el vuelto viene, siempre que sea necesario, con monedas de un centavo.

Pero ademas, pensando... en todo lo que pasó, todo lo que falta pasar; todas las cosas que uno, en una nueva vida, cambiaría. Y todas esas cosas por las que uno diría "por eso, daría mi vida".

Quizás sea tarde. En la nueva -o la vieja, y no tan vieja- vida.

miércoles, agosto 16, 2006

Me resultó extraño, lógico y una buena idea; que en Canadá -no sé en cuánto de su extensión- se usa mucho sacarse los zapatos antes de entrar a una casa, y permanecer descalzo.

-Calzate, nene, que después me paso fregando las medias, ¿eh?

No señora, porque como entramos todos descalzos, el suelo esta muy limpio.

Y es mas cómodo, además.

No morbosos, abstenerse:
Habría que analizar como es el tema si a uno le falta una gamba, o si calza rodado 26.

sábado, agosto 05, 2006

Acá

El agua del inodoro gira counter clock wise.

¿Y ahí?